Fecha de publicación: Jue, 24/09/2015 - 15:28

ESTUDIANTES ADULTOS, UNOS ‘DUROS’ PARA EL RECICLAJE

En un colegio público de Engativá, los estudiantes de la jornada nocturna hacen ‘magia’ con residuos sólidos. Su más reciente creación: un parque infantil para los chiquitos de preescolar. Un sueño ‘eco’ con el cuidan el planeta y se abren nuevas oportunidades laborales. Conózcalos.

Tienen entre 35 y 60 años. Son mujeres y hombres que regresaron a la escuela en su adultez para aprender y, por la buena suerte del destino, encontraron a una maestra que les cambió la vida. Ella les enseña ética y valores y, además, a “hacer magia” con llantas en desuso, papel y tapas de gaseosa.

En el colegio República de Colombia de Engativá, Alejandro Sandoval García, de 59 años, y sus compañeros de clase, están dándole forma a un nuevo sueño ‘eco’: un parque infantil para las niñas y niños de preescolar, hecho con neumáticos usados y pinturas.

Alejandro, un señor delgado, con algunas canas y una sonrisa amplia, es amante de los libros, el periódico y la política. Pero ahora tiene una nueva ‘manía’, como el mismo la define: “guardar cachivaches para darles un nuevo uso”.

“Soy una persona renovada que tiene de nuevo la oportunidad para sentir, vivir y expresarse. Nunca es tarde para estudiar y hacer parte de un proyecto innovador” dice Sandoval, mientras observa a su maestra, quien según él, “lo ha llenado de esperanza, fe y nuevas opciones laborales”.

En una de las llantas pinta unos ojos y unas cuantas rayas, que en su conjunto le dan vida a una pequeña cebra. “Esta es Lupita”, grita Alejandro con entusiasmo, mientras toma unos retazos de tela para darle los últimos retoques a su creación. La rueda gruesa de caucho que antes contaminaba la ciudad, conforma el parque infantil ‘Animales de la selva’, una sorpresa para los más pequeños de esta institución.

“Es la huella que le vamos a dejar a los pequeños y a toda la sociedad. Nuestro objetivo es verlos felices y brindarles un medio ambiente puro y lleno de vida”, dice el estudiante con un gesto de satisfacción.

Educación que cambia vidas

Alejandro cursa grado 11° y se gradúa como bachiller académico en diciembre. Desde hace 2 años, hace parte del proyecto transversal de responsabilidad social ambiental ‘Cuidemos el medio ambiente reciclando’, liderado por Olga Lucia Vásquez, la maestra que les ha enseñado a tener un estilo de vida verde, con la cual además tienen nuevas oportunidades de negocio e ingresos económicos alternos.

Con esta iniciativa, Alejandro y 15 estudiantes de jornada nocturna crean novedosos productos ‘eco’, como cuadros y murales decorativos, parques interactivos y esculturas, entre otros, con el reciclaje de cientos de tapas de gaseosa, papel y neumáticos.

“En la noche asisten los grados de primaria y secundaria y en su gran mayoría son adultos y adultos mayores que han vuelto a estudiar por varios motivos, entre esos, por ser un requisito en el campo laboral o por la necesidad de aprender y actualizarse frente a una sociedad que así lo requiere”, dice la profe Olga Lucía, para quien esta población es perceptiva, responsable, juiciosa y echada pa’ lante.

Abrir las escuelas públicas a la población adulta, es una de las metas del proyecto de Educación Incluyente de Bogotá, con el cual se ofrece alfabetización y educación flexible a 3667 adultos en 59 colegios oficiales de la ciudad.

Un proyecto que da una respuesta efectiva al derecho de la educación en población que presenta situaciones como desplazamiento, pobreza extrema, inseguridad, discriminación y falta de oportunidades.

“Muchos de los estudiantes que están aquí pensaban que no podían hacer cosas productivas. Es más, muchos pensaban que nunca se graduarían del colegio. Los docentes que tenemos la oportunidad de trabajar en esta jornada, hemos buscado alternativas para que se motiven y salgan adelante”, asegura la profe con una sonrisa, quien además implementa el proyecto con los estudiantes de 11° de la jornada de la mañana.

Ella inculca en sus estudiantes la fabricación artesanal, la creación de productos hechos a mano con herramientas de bajo presupuesto, como pegante, tijeras, martillos, pegante, pinturas, brochas, papel, destornilladores, taladros, puntillas, entre otros.

“Los productos eco son muy famosos en el mercado, ya que no perjudican ni dañan el medio ambiente. En este sentido, queremos hacer diferencia y ayudar a quien lo necesita. La naturaleza pide a gritos nuestro compromiso y amor”, dice la docente, y agrega este proyecto de aula le brinda a los estudiantes una educación integral y de calidad, en el que desarrollan sus saberes, fortalecen su proyecto de vida, su visión y misión en el mundo.

Así se hace la ‘magia’

La aventura con los productos ‘eco’ inició en este colegio sin que la maestra y los estudiantes conocieran el detalle de su creación y producción. Aun así se lanzaron a pegar, pintar y coser en todo tipo de superficie. Además de adquirir destreza y paciencia, pues reformar y limpiar un neumático requiere de más de cinco horas.

Los estudiantes se dedican todos los jueves y viernes en la noche, a recuperar llantas y desechos útiles arrojados en las calles aledañas al colegio. Según cuentan, cada día abundan más y se debe hacer algo inmediatamente. Luego de ese proceso, los traen al colegio, los limpian y luego les dan ‘vida’.

En la creación del parque ‘Animales de la selva’ han invertido cerca de dos meses y en los cuadros y murales con tapas unas dos semanas. Ambos proyectos ahora son emblema en la institución educativa de esta localidad, pues son muestra de amor, respeto y armonía con la naturaleza.

“Les damos nuestro toque personal, que son los colores y nuestra espontaneidad, trabajo en equipo y compromiso con el medio ambiente. A pesar de que para algunos de nosotros no es tan fácil hacer estas manualidades y trabajos, ya que no tenemos la agilidad o algunos conocimientos básicos, hacemos lo posible por dar lo mejor” dice Matilde Sánchez, una estudiante de 45 años de 11° y agrega que los productos son personalizados y se encuentran como decoración en las instalaciones del colegio.

Luego de que los productos son elaborados, pasan por un proceso de observación que certifica su calidad. Este control es un tema fundamental del proceso en el antes, durante y después de la producción, ya que deben cumplir con características especiales, por ejemplo, estar bien pegados y cosidos.

“Combatimos nuestros desconocimientos en este tema ecológico, a través de internet y con la lectura de varios libros. Desde ese momento, nació nuestro proyecto con el que brindamos a la localidad, la ciudad y el país nuestro compromiso ecológico, ya que queremos un ambiente limpio”, dice Matilde.

Por su parte, Alejandro manifiesta que se siente muy agradecido, ya que su colegio piensa en su bienestar, en sus sueños y en cómo renovar su vida. “La educación nos brinda una nueva opción de ‘vida eco’ para ser grandes y demostrar que tenemos mucho para dar. Nuestra edad no nos limita”.


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