Fecha de publicación: Mar, 12/11/2019 - 16:53

Aulas hospitalarias de Bogotá han beneficiado a más de 40.000 niños y jóvenes

Estudiantes, docentes y familias aseguran que este programa brinda la posibilidad de seguir no solo con las clases, sino también con los sueños. En el cuatrienio, el gobierno Peñalosa garantizó la educación de 16.905 personas en 32 IPS públicas y privadas.

“Soy docente de Básica, con énfasis en matemáticas, y estaba acostumbrada al tablero y a los salones de clase. Cuando me hicieron esa propuesta pensé: ‘¡Caramba, voy a trabajar en un hospital!’”, recuerda Elizabeth Ortiz Delgado, quien forma parte de los 68 maestros de aulas hospitalarias, un programa que lleva educación gratuita a 32 IPS públicas y privadas y que, desde su creación en 2010 hasta la fecha, ha beneficiado a 40.701 niños y jóvenes con enfermedades crónicas temporales o permanentes.

Según recuerda la profe Elizabeth, decidió asumir lo que en su momento fue un reto, que, ahora, no cambia por nada. Ella es una de las profesionales que inició en la estrategia, la cual, durante la administración del alcalde Enrique Peñalosa, brindó espacios de aprendizaje a 16.905 pacientes estudiantes.

“Cada día aprendo de los niños, me contagian su alegría cuando ya vamos a terminar las jornadas, cuando llega el fin de semana y me dicen: ‘¡Profe, por favor, venga mañana!’ Es por eso que preparo muchas dinámicas para hacer de su paso por el hospital San José una estadía más agradable”, dice la docente.

Enfermeras hablando

Elizabeth fue una de las asistentes al VI Encuentro del Programa Aulas Hospitalarias, una jornada en la que se visibilizaron las experiencias, los logros y los retos de esta estrategia de educación inclusiva, según lo explica Carlos Iván García Suárez, director de Inclusión e Integración de Poblaciones de la Secretaría de Educación del Distrito.

“Este modelo, en el que trabajamos en conjunto con la Secretaría de Salud, garantiza el derecho a la educación desde un enfoque inclusivo. Nuestros docentes, adscritos a 25 colegios oficiales, se desplazan hasta los hospitales, están en la cotidianidad con los niños y allí dan sus clases. Además de permitirles estudiar, las aulas hospitalarias aportan al proceso de recuperación: los pacientes ocupan su mente y centran su atención en otros elementos diferentes al tratamiento que reciben”, explica el funcionario.

Carlos Iván García Suárez

Los estudiantes de las aulas hospitalarias provienen de diferentes municipios y ciudades del país. Presentan patologías diversas como todas las de oncología, asma, quemaduras e infecciones respiratorias agudas.

Saray Rondón Tarquino tiene 12 años y cursa 6.º en la clínica Infantil Colsubsidio. Fue diagnosticada en marzo de 2018 con leucemia linfoide aguda y, debido a las incapacidades que recibía, tuvo que abandonar su colegio, ubicado en Soacha. La niña señala que seguir estudiando la distrae y la hace feliz. Ella disfruta del baile y sueña con ser profesional en idiomas.

“Me gustan las dinámicas y actividades, los profes me suben el ánimo cuando estoy triste. Me gusta el inglés porque me despeja y me hace pensar en cosas diferentes a máquinas y agujas. Quiero estudiar idiomas para conocer otros países. De pronto, ser profe y así contarles mi historia a los estudiantes”.

La mamá de Saray, Jennifer Tarquino, dice que, gracias a las aulas hospitalarias, su hija pudo nivelarse académicamente y obtener fortaleza en medio de su estado de salud. 

“Me parece un proceso dinámico, que le sube el ánimo en medio de una situación difícil. Aulas hospitalarias le ha dado seguridad y madurez”, manifiesta Jennifer.

El trabajo mancomunado en este programa ha sido clave. Desde la Secretaría Distrital de Salud se realiza, mensualmente, el fortalecimiento de competencias de talento humano a los profesores, en temas relacionados con bioseguridad, lavado de manos, manejo del duelo, manejo del dolor, salud sexual y reproductiva, prevención de la maternidad y paternidad temprana, estrategia “Instituciones amigas de la mujer y la infancia integral (IAMI Integral)”, entre otros.

Jaime Céspedes, director pediátrico de la Fundación Cardioinfantil, también participó en el encuentro. Él hace énfasis en que salud y educación deben seguir haciendo equipo para que más niños sean felices con el programa de las aulas hospitalarias.

"La flexibilidad es un requisito, estudiantes y profesionales de las ciencias de la salud deben capacitarse, porque también se convierten en profesores. Si los niños no se gradúan, pero tuvieron la oportunidad de aprender, cumplimos lo que la pedagogía hospitalaria pretende", reflexionó Céspedes.

Mariela Cortés es la mamá de Esteban Torres Campiña, quien tiene 16 años y cursa 7.º en el aula hospitalaria de la clínica infantil de Colsubsidio. Según manifiesta, “es un proceso espectacular”, que ha transformado el diario vivir de su familia.

“Yo no entendía, no creía que él pudiera seguir estudiando estando en el hospital. Fue una felicidad para él y para mí. Los docentes son excelentes personas, muy acertadas a la hora de llevar estos casos. Hay días en los que los niños están muy bien y otros en los que no. Ellos extrañan demasiado su colegio y sus amigos, pero en medio de la enfermedad comprenden que pueden seguir estudiando y tener amigos. Entre pacientes se colaboran y se vuelven muy unidos, como dicen ellos, se vuelven ‘parces’”, expresa Mariela.

Esteban junto con su mamá

Esteban, por su parte, destaca los beneficios de seguir estudiando mientras recibe atención médica: “No he perdido un año y tampoco me he atrasado en las clases. A veces tengo clases con un compañero y, cuando debemos faltar por citas médicas, cada uno puede reponer. Agradezco la manera en que nos dan clases y nos ayudan en todo el proceso”. Finalmente, envía un mensaje a otros pacientes: “Aprovechen al máximo el estudio para que no pierdan ni un segundo de su vida”.

Cabe recordar que existe una alianza entre la Secretaría de Educación del Distrito y la Orquesta Filarmónica de Bogotá, en la que desarrollan los centros filarmónicos hospitalarios, integrados por 71 pacientes estudiantes de ocho aulas hospitalarias.

Además, hay una alianza con la “Ruta de la salud”, ofrecida por la Secretaría Distrital de Salud, para transportar en ambulancias a los estudiantes desde sus viviendas hasta las IPS.


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