Fecha de publicación: Vie, 29/07/2016 - 16:59

SOCIEDAD CIVIL Y EMPRESARIOS DE BOGOTÁ, TRABAJANDO JUNTOS POR UNA CIUDAD EDUCADORA

Empleados de ATC Colombia donaron tiempo y recursos para compartir con los estudiantes del colegio Tomás Rueda Vargas y construir juntos una huerta inteligente que, de ahora en adelante, será materia de estudio en sus semilleros de investigación.

180 plántulas de brócoli, lechuga, cebolla, remolacha, coliflor y rúgula, sembradas de manera vertical en coloridas estibas, ahora hacen parte del paisaje de este colegio de la localidad de San Cristóbal, gracias a la empresa ATC - Sitios de Colombia SAS - American Tower Corporation -, quienes visitaron las instalaciones de la institución educativa para aportar su granito de arena a la educación de los más de 1.200 niñas, niños y jóvenes que allí estudian.

Desde muy temprano, ocho empleados del área comercial y diferentes departamentos de ATC, llegaron preparados, para construir mano a mano con los profesores y estudiantes de la sede A del Tomás Rueda Vargas, este espacio donde también hizo participó la Fundación Dividendo por Colombia.

“Nosotros a nivel global tenemos una filosifía de responsabilidad social empresarial y desde ahí nos motivan a participar en temas de educación. Nos llamó la atención trabajar con Dividendo por Colombia porque con ellos podíamos realizar nuestras jornadas de voluntariado – nuestros empleados asisten a este tipo de encuentros de manera voluntaria -, y a la vez, apoyan la educación en Colombia.”, aseguró Silvana Duque, especialista en Recursos Humanos de ATC.

Tal como lo señala Duque, La Fundación Dividendo por Colombia desarrolla un programa de voluntariado corporativo, a través del cual sus más de 20.000 donantes y 170 empresas vinculadas, participan en acciones solidarias para aportar a la permanencia de los niños en el colegio.

Dentro de estas acciones solidarias, se encuentran las huertas inteligentes que, además de enseñar a sembrar de manera sana y sostenible en zonas urbanas, está pensada para las necesidades nutricionales de las niñas, niños y jóvenes que vayan a estar pendientes de ella.

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“Les llamamos huertas inteligentes porque tienen un sistema de riego automático por goteo que permite que la huerta sea auto sostenible, también utilizamos la práctica de Alelopatía donde se escogen plantas que, por sus compuestos, se ayudan unas con otras para crecer juntas. Además, escogemos hortalizas que aportan a la nutrición de los niños. Por ejemplo, en esta huerta, que va a ser manejada por niños entre los 12 y 17 años, escogimos la rúgula que ayuda a las niñas a aliviar los dolores que llegan con la pubertad, y el brócoli que en potencia el desarrollo cerebral, la concentración y la lógica”, explicó Cristian Verdugo de la Fundación Dividendo por Colombia.

Construyendo juntos una Bogotá más amigable con el planeta

Tras varias horas de lijar, pintar, martillar y aprender, voluntarios y estudiantes dieron por terminada su labor que ahora será una herramienta más de aprendizaje para la comunidad educativa del Tomás Rueda Vargas.


 

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“En este mismo espacio, nosotros habíamos intentado hacer una huerta de este tipo, pero no funcionó porque el riego manual no nos dio mucho resultado. Por eso estamos contentos con esta huerta porque vamos a poder incluirla en los procesos educativos que tenemos en el colegio como el semillero de investigación y exploración ‘Pa’ciencia’ donde abordamos todos estos temas”, señaló la profesora de ciencias Claudia Páez.

Por su parte, los estudiantes Kevin Rivera y Laura Callejas, quienes participaron activamente del proceso, aseguraron que no ven la hora de empezar a ver los frutos de la huerta inteligente.

“Fue muy chévere ayudar a construir la huerta, ahora falta esperar 35 días para recoger la primera cosecha que va a ser lechuga”, comentó sonriente Kevin mientras que Laura resaltó el hecho de compartir con otras personas, “Me gustó que vinieran y nos enseñaran todas estas cosas, además que ahora la pared se ve más bonita con todo este color, le cambia la cara al colegio”, dijo.


María Fernanda Carrillo, directora del área comercial de ATC, coincidió con estas opiniones y agregó la importancia de que más personas se unan para construir país.

“Fue una actividad súper interesante, trabajamos con todos los niños del colegio y fue muy lindo, yo vine con mis hijos, entonces fue un momento para compartir y para hacer cosas nuevas, nunca habíamos hecho una huerta y fue lo máximo. Además, pienso que este tipo de apuestas son muy buenas y necesarias porque cada uno de nosotros en este país tenemos que aportar de una u otra medida al desarrollo de los ciudadanos, esa es la forma de construir juntos nuestro país”, señaló la feliz voluntaria.

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Finalmente, Abel Núñez, coordinador de la institución agradeció la actividad y destacó las ventajas de aunar esfuerzos entre las instituciones educativas y los empresarios, “pienso que son muchas las áreas donde podemos potencializar la relación empresariado – colegios para mejorar los aprendizajes de los estudiantes, y eso es algo muy valioso. Prueba de ello es esta huerta que va a beneficiar directamente a nuestros niños”, concluyó el coordinador.

Gracias al trabajo mancomunado entre estos empresarios, la comunidad educativa del Tomás Rueda Vargas y la Secretaría de Educación de Bogotá, actividades como estas contribuyen a mejorar los ambientes de aprendizaje de las niñas, niños y jóvenes de los colegios de la capital. Son alianzas que nos hacen crecer juntos.

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