Fecha de publicación: Vie, 30/07/2021 - 17:37

“¡Voy a estudiar en la universidad!”: el grito de victoria de Laura

Soñaba con ingresar a la universidad y, pese a las dificultades económicas de su familia, nunca perdió la esperanza. Ahora, gracias al programa ‘Jóvenes a la U’, estudiará gratis toda su carrera. Conozca a Laura Castro, una futura ingeniera para quien “los sueños son más grandes que los obstáculos”.

La noche del pasado 15 julio Laura no logró dormir. Desde las horas de la tarde estuvo ansiosa e inquieta, sensaciones que no tenía desde hacía un buen tiempo. Ni las palabras tranquilizadoras de doña Deyanira, su mamá, lograron controlar esos nervios de punta.

A las 7:30 de la mañana del siguiente día, con ojeras y poca energía debido al insomnio de esa noche, Laura tomó su celular para revisar si ya se había publicado la lista, esos resultados que ella llevaba esperando por varias semanas y que le cambiarían la vida para siempre.

“Entré a la plataforma, pero de los mismos nervios no encontraba el botón de los resultados. Luego de varios segundos de ir y venir, de subir y bajar la página, por fin hallé la opción para digitar mis nombres y número de cédula. Le di clic y lo primero que leí fue: ‘Universidad EAN – Ingeniería Industrial – Elegible’. Me puse a llorar y mi mamá me preguntó: ¿No pasó? Y le respondí: sí, si pasé, ¡voy a estudiar en la universidad!”, cuenta con una emoción que contagia.

De esa manera, Laura Castro, una joven egresada del colegio oficial San Pedro Claver, ubicado en la localidad de Kennedy, se enteró de que hacía parte del primer grupo de 8.000 jóvenes que, a partir del segundo semestre de 2021, estudiarán totalmente gratis la carrera que eligieron y contarán con apoyo semestral para su sostenimiento.

Así es ‘Jóvenes a la U’: un programa sin precedentes, sin comparaciones, sin deudas, sin créditos y sin límites para que los jóvenes de Bogotá se atrevan a soñar. Creado durante la administración de la alcaldesa Claudia López con un fin muy claro: cambiar vidas.

Una universitaria en el colegio

En noviembre de 2018 Laura se graduó de bachillerato, pero ese no fue su primer logro académico. En el colegio San Pedro Claver los estudiantes de media pueden escoger dos énfasis: tecnologías para la sostenibilidad o ciencias de la computación. Debido a su habilidad y gusto por los números, Laura se inclinó por la segunda.

Así inició una aventura por la programación informática, un proceso que se rige por reglas y un conjunto de órdenes, expresiones, instrucciones y comandos, con el fin de que ciertas máquinas funcionen en el momento y la forma deseados. Gracias a una alianza que tiene esa Institución Educativa Distrital con la Universidad Nacional, Laura pudo ampliar sus conocimientos en esa área.

“Íbamos a la Nacional los sábados para que los estudiantes que eran monitores nos dieran algunas clases, principalmente de programación. Nos relacionamos con mucha gente, incluidos profesores. Ahí, en ese ambiente, empecé a interesarme aún más por la universidad y a proyectarme. Confirmé que eso era lo que quería hacer cuando me graduara del colegio”, agregó.

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Fue tal el entusiasmo, que Laura y 5 compañeras más decidieron competir en Expociencia, una feria de ciencia, tecnología e innovación en la que por lo general participan grupos de estudiantes universitarios. Entre todas diseñaron y presentaron una nevera que alertaba al usuario, vía mensaje bluetooth, en el momento en el que los alimentos o productos se acababan o llevaban mucho tiempo y podían dañarse, al mejor estilo de asistentes virtuales como Alexa o Google Home.

“Diseñamos la nevera, la dividimos en tres secciones, usamos sensores de peso, programamos en la Universidad Nacional, recibimos ayuda de unos profes del colegio, en fin... fue un proyecto muy bonito que involucró a muchas personas cercanas que percibieron nuestra alegría y compromiso”, nos cuenta.

Luego de una semana exponiendo su proyecto en Corferias, este grupo de mujeres estudiantes llegó a la semifinal de la competencia. No ganaron el primer puesto, pero como dicen por ahí: a Laura y a sus amigas nadie les quitaba lo bailado ni lo aprendido.

Pese a los obstáculos, Laura siempre puso la educación en primer lugar

Desde que estaba en bachillerato e iba a la Universidad Nacional para cursar el énfasis en ciencias de la computación, Laura soñaba con ser universitaria algún día. Sin embargo, no tenía muchas opciones.

Sus papás no contaban con el dinero suficiente para pagarle una universidad privada y, al final de su etapa en el colegio, el puntaje del Icfes le alcanzó para arañar alguna beca. De otro lado, endeudarse con un crédito educativo no le parecía la mejor idea.

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Por ello, una vez graduada de bachiller, empezó a trabajar de lleno en el restaurante de su mamá, un local típico bogotano en el que el ‘corrientazo’, ese almuerzo tan conocido y querido por los capitalinos, cuesta tan solo 6.500 pesitos.

“Yo le ayudo a mi mamita en el restaurante desde los 11 años. Siempre me gustó colaborarle. Ella ha trabajado mucho para que a mis hermanos y a mi nunca nos falte la comida o un techo digno, así que yo también pongo de mi parte y le ayudo en lo que necesite. Hace años vendía los tamales que ella preparaba y hoy por hoy atiendo las mesas del negocio de lunes a sábado. Los domingos trabajo en un piqueteadero”, señaló.

Pero además de trabajar, Laura no ha desaprovechado ninguna oportunidad para estudiar. En el 2019 ingresó al SENA y cursó un técnico en asistencia administrativa, programa que finalizó en abril de 2020, al comienzo de la pandemia.

Luego, con el apoyo de su mamá, de su papá y de su abuela empezó a estudiar inglés, otra de sus pasiones. Pudo estar en el curso tres meses, pero de nuevo los problemas económicos no permitieron que continuara participando de los ciclos. Sin embargo, no se desanimó y de manera autónoma continuó el proceso de aprendizaje de esa segunda lengua.

“Estuve buscando por otros lados, encontré cursos gratuitos en internet, ahora veo películas y series en inglés y me aprendo capítulos cortos para reforzar. En últimas depende de mi. Tengo claro que los sueños son más grandes que los obstáculos”, dice.

Y como las ganas y la pasión nunca le faltaron, la recompensa llegó un día. Animada por su papá para que se inscribiera en el programa ‘Jóvenes a la U’, realizó todo el proceso con una fe y una esperanza propias de una soñadora.

Y fue aquel 16 de julio a las 7:30 de la mañana cuando el destino le sonrió y vio su nombre en la lista de jóvenes elegidos para estudiar de manera gratuita en la universidad y con apoyo semestral para su sostenimiento.  

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Ahora empieza una nueva etapa en su vida con la que espera cumplir todos sus sueños y alcanzar las metas que desde ya se propone: ser ingeniera industrial, convertirse en un apoyo permanente para su familia, nunca dejar de estudiar, viajar y brindarles oportunidades a personas que no las tienen.

Sueño con el día en el que mis papás y mi abuela vayan a mi grado de ingeniera. Sueño con ayudar a mi hermana, a mi hermanito y a mi sobrino. Ojalá algún día pueda generar empleo y ayudarle a muchos jóvenes que no tengan oportunidades, pero sí las mismas ganas que yo tengo”, finaliza.

 

¡La educación en primer lugar!


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