Fecha de publicación: Vie, 30/10/2020 - 11:41

"Los niños han hecho lo imposible por continuar su proceso coral durante la pandemia": directora ‘Canta, Bogotá Canta’

Aunque están lejos de los escenarios, sus voces no se han apagado. Así le han hecho frente al aislamiento los más de 1.600 estudiantes y maestros que hoy hacen parte de la coral estudiantil más grande del país, dirigida por la maestra María Teresa Guillén.

Lo que se aprende con la música se queda para toda la vida, dice la maestra y directora de la coral ‘Canta, Bogotá Canta’, María Teresa Guillén, cuando se le pregunta por aquellos que han pasado por el proyecto y ya terminaron el colegio. No esconde su emoción, porque sabe que su trabajo ha logrado que “el proceso musical en cada joven lo acompañe por siempre, es un gran compañero de vida”.

Claro, cómo van a olvidar esas galas majestuosas en la coral ha sido el espectáculo principal para presidentes, embajadores, alcaldes y públicos multitudinarios. Cómo van a acallar ese ‘bum bum’ en el pecho que les dice ‘canta, canta, tienes talento, puedes hacerlo’. Cómo van a ocultar las emociones de alcanzar un tono, aprender una canción en italiano o tener amigos y cómplices que disfrutan de la música tanto como ellos.

La música les ha dejado huella a esos más de 6.000 estudiantes que han pasado por la coral desde su creación en 2013. Y en esos corazones también están presentes María Teresa y el equipo de maestras y maestros corales que, frente a toda circunstancia, los impulsan a creer en sí mismos, a explorar el mundo a través de canciones y a trabajar con disciplina por los sueños.

Estudiantes canta Bogotá canta

Por esto, la pandemia no apagó las voces de los 1.600 estudiantes que hoy hacen parte del centro de interés de las jornadas única y completa de los colegios públicos de la capital ‘Canta, Bogotá Canta’. Los retó a descubrir nuevos aprendizajes, a vivir y sentir la música en soledad como una compañera vital y magnífica. A cantar frente a una pantalla y emocionarse como si estuviera en un teatro ante mil personas.

Hablamos con María Teresa para saber cómo ha sido el reto de aprender y enseñar canto coral durante la pandemia.

Secretaría de Educación: ¿Qué la inspiró para crear ‘Canta, Bogotá Canta’?

María Teresa Guillén: La formación artística integral. Que este proyecto fuera una experiencia que permeara las vidas de mis estudiantes.

María Teresa Guillen con el coro

El manejo de la voz es una herramienta para la vida no solo para cantar, sino también para comunicarse. En esta propuesta manejamos el bilingüismo, catamos con los niños en varios idiomas, trabajamos lectura en voz alta y comprensión de lectura de esos idiomas, con el propósito de articular el aprendizaje de una segunda lengua.

Como ejercicio musical es una experiencia socializadora. En un coro se aprende a socializar, a respetar la diferencia y a hacerse responsable con su individualidad. Todo para cumplir con los logros de un colectivo y finalmente son aprendizajes de ciudadanía.

La experiencia ha sido maravillosa como ejercicio de búsqueda de excelencia, los niños se lo merecen dándoles las oportunidades.

¿Quiénes pueden entrar a los coros?

El concepto de estos coros estudiantiles es completamente inclusivo. Buscamos que los estudiantes que ingresen asistan a los ensayos y cumplan con los trabajos como cualquier otra materia. Al estar bajo un centro de interés, su fin es que el estudiante interesado quiera estar ahí y esto significa comprometerse.

Para la coral 'Canta, Bogotá Canta', que es el coro representativo, hacemos audiciones donde se hace una selección que no contempla conocimientos musicales, pero sí que los niños tengan algún proceso anterior musical. Tenemos 20 bajos, 20 tenores, 30 sopranos y 30 contraltos que es la voz blanca.

Además, hay 24 coros escolares con niños de tercero a grado 12 y unos 1600 estudiantes acompañados por 25 docentes. Trabajamos por categorías musicales: los pequeños cantores, infantil y juvenil. A la coral representativa pertenecen aproximadamente 100 estudiantes en categoría infantil y juvenil en edades entre 10 y 18 años.

¿Qué pasa con los jóvenes que finalizan el colegio?

Ellos al tener una experiencia tremenda se vuelven la mano derecha de sus profesores. Es una cosa muy linda que sucede porque se vuelven como colegas de trabajo. El vínculo que se crea con ellos es muy hermoso y el colegio sigue siendo parte de su vida.

Hay una cosa muy emocionante y es que los jóvenes que tienen la oportunidad de ingresar a la universidad quedan vinculados inmediatamente a los coros universitarios por su experiencia coral. Otros optan por la música como opción profesional.

Esto ha sido un logro importante y significativo porque lo ideal es que el proceso musical en cada joven lo acompañe por siempre, es un gran compañero de vida. Y, para los que lo tomaron como opción profesional, se convierte en una experiencia invaluable.

¿En qué se diferencia 'Canta, Bogotá Canta' de otros proyectos corales?

La pedagogía está en el centro de todo nuestro quehacer. En un ensayo, pedagógicamente hablando, el tema musical está presente, me enfoco en el manejo de voz hablada como ejercicio musical, es un gran protagonista en el trabajo que hago con los niños, además es un aprendizaje para la vida. Cuando un niño puede mirar a los ojos y comunicarse con seguridad es un aprendizaje que lo va a acompañar para siempre.

El método pedagógico es una integración de la música que incluye la formación musical con más saberes de manera que hacemos un paseo permanente por esos saberes y eso redunda en el resultado final con los conciertos: son las muestras más hermosas porque es el resultado de todo ese empoderamiento que los niños han trabajado en ese círculo de aprendizajes. Todo esto nos diferencia de un conservatorio que se dedica al estudio musical.

¿Cómo es la conexión con el público?

Los niños de los coros no solo aprenden a subirse a un escenario sino también aprenden a ‘hacer público’, saben lo que significa subirse a un escenario y la responsabilidad de hacer una cosa bien hecha ante un público. Cuando logran esto, ya son niños conectados, aprenden a comportarse y a escuchar.

¿El repertorio a qué tipo música se enfoca?

Tiene un carácter nacional y hemos comisionado (obra nueva) obras de compositores colombianos que son estrenos mundiales para 'Canta, Bogotá Canta' sobre temas nacionales. Tenemos un equipo de compositores a los que les hacemos las comisiones que muy pocos hacen, esto no es solo el orgullo de tener una obra para estrenar, sino que también que esas obras enriquecen las bibliotecas musicales de las corales todo el país.

¿Cuál sido el mayor reto en la pandemia?

Una experiencia de formación colectiva nace, crece y se reproduce dentro de la presencialidad. Nos sentimos extrañísimos de no poder estar juntos, escucharnos y de tener el encuentro humano. La socialización es fundamental en esta experiencia.

Ha sido un proceso de adaptarse, de reaprender todo, pero ha tenido una cosa muy importante tanto para los maestros como para niños y es 'la obligación de la individualidad'. Si te conectas por Zoom, por ejemplo, no tienes la opción de escucharlos a todos a la vez, sino de escucharlos uno a uno. La virtualidad nos dio la oportunidad de que la música sea una experiencia individual para los niños, y esto me ha permitido enfocarme en cada niño.

María Teresa en video llamada

¿Cómo les ha ido con el uso de las tecnologías?

Esto ha sido muy bonito no solo lo importante que resulta compartir la partitura en la pantalla, sino sobre todo poder entrar a la casa de los niños es muy poderoso. Esto nos ha llevado entender una cantidad de cosas que uno no entiende hasta que vemos a través de nuestros propios ojos la manera en que viven nuestros estudiantes y así poder respetar cada vez más cada proceso.

A veces pasa que se alcanzan a ver cosas, inevitablemente: las diferencias que hay, situaciones difíciles de los hogares, pero también otras muy maravillosas que me llenan de mucha ternura al ver la devoción de las mamás y de los papás por sus hijos.

¿Cómo es un ensayo de los coros en la pandemia?

En un ensayo presencial, por ejemplo, decíamos que íbamos a trabajar tres obras, en la virtualidad no se puede pretender eso. Ahora trabajamos menos y un repertorio más sencillo.

Pero la ganancia ha sido que tenemos las voces más trabajadas desde la individualidad que nos permite ir más rápido, pero también aprendimos '¿cuál es el afán?'. No queremos estrés para ellos en la angustia, sino que sea un espacio de aprender y disfrutar.

Con los profesores definimos hacer micro coros para tener grupos más pequeños y que cada niño tenga su espacio. No tiene sentido conectarlos a todos para solo poder atender a algunos. Ese fue otro de los aprendizajes: reducir los grupos para que pudiéramos atenderlos mejor.

Cuando las clases son dentro del horario escolar son de aproximadamente de una hora a la semana, pero cuando son en extrajornada podemos tener ensayos de dos horas. Cuando se cumple el tiempo yo le digo a los niños "ya terminó oficialmente el ensayo" y pregunto si se quieren quedarse un poco más, y la mayoría se queda feliz. Usualmente con la coral hacemos 4 ensayos a la semana por grupos y categorías.

También hacemos sesiones de formación dirigidas solo a los docentes para enseñarles el método de trabajo, fortalecer lo pedagógico y compartir las experiencias.

Si las clases de 'Canta, Bogotá Canta' ocupan una buena parte a la oralidad, ¿cómo lo ha seguido haciendo en el aislamiento?

Dentro de los mismos espacios de trabajo con los niños programamos unos para conversar sobre una temática o una problemática que nos esté preocupando, aunque no es un espacio musical en sí, es un espacio que hace parte del trabajo integral.

En muchas oportunidades, los mismos niños nos han pedido dedicar espacios para hablar sobre cosas difíciles que les estén pasando. Ellos son los que más han sufrido esa soledad que produce el encierro. Hemos visto niños tristes y la música los engancha muy bellamente. Cuando un niño deja de ir a uno o dos ensayos, lo volvemos a cautivar porque sabemos que la música los ayuda a sobrellevar esta situación dura.

En una clase mientras cantamos, también contamos chistes para que todos riamos.

¿Cómo ha sido el esfuerzo en los coros escolares?

Hemos visto un trabajo increíble de los maestros, incluso hay algunos que les pagan los minutos a los niños para que puedan estar en los ensayos. La Secretaría de Educación ha hecho muchos esfuerzos para llevar equipos a las casas, y en eso la pasamos muchos de nosotros, viendo cómo ayudar a resolver estas dificultades y los casos particulares de cada niño.

Hicimos un trabajo de mapeo niño a niño para conocer su situación y saber cómo poder ayudarles. En eso se avanzado mucho y también se ha corregido mucho.

¿Qué ha sido lo más duro que ha visto?

Es ver la falta de conectividad de los niños. Ellos mueren por estar ahí y no pueden. Muchas veces ellos compran minutos para poder estar en el ensayo. Un día un estudiante me dijo "maestra, compré unos minutos para poder estar en la clase", entonces yo qué hice: trabajar rápidamente con ese niño porque se le iban a acabar los minutos.

Algunos papás al principio de la pandemia pudieron traer de sus trabajos computadores prestados que se repartían con su familia o el mismo celular, varios ya tuvieron que regresar, pues ahora la casa se quedó sin computador y sin internet.

Pero ha sido muy hermoso que, a pesar de todas las dificultades, los niños han hecho lo imposible por continuar su proceso coral durante la pandemia.

¿Qué es lo que más extrañan las niñas y los niños?

De lo que más recuerdo es que en vacaciones les puse la tarea de crear un cuento, una poesía, un pequeño relato o escribir una carta que luego iban leer y relatar de qué se trataba, y muchos dijeron "no sabíamos cuánto queríamos el colegio y cuanto podríamos extrañar a los amigos y profesores". Una niña dijo que extrañaba el camino a su colegio: "ahora no lo puedo caminar”; otra dijo "es muy hermoso estar con mi familia, pero todos estamos necesitando nuestro silencio".

Realmente esto para mí es muy conmovedor y saber que, para ellos, no poder socializar, no poder jugar no poder abrazarse, ha sido bastante duro.

¿Qué es lo más bonito que le ha sucedido a la coral?

Que muchos han buscado a 'Canta, Bogotá Canta' por todas partes, nos han querido tener en muchas partes y eso es una gran satisfacción. Esto muestra que sí es posible lograr cosas muy importantes desde la educación pública.

¿Qué queda grabado en su memoria de esta experiencia?

A pesar de estar tan separados, empezamos a sentirnos muy juntos. No solo los niños, también nosotros los maestros, nos volvimos más consientes en la búsqueda de la individualidad, como no hay tanto por fuera inevitablemente tuvimos que mirar hacia adentro, reconocernos en todas nuestras bellezas y en las cosas que también debemos de solucionar.

He visto cosas bellas, los niños descubrieron cosas de ellos mismos no sabían que tenían y eso nos hará llegar al reencuentro muy fortalecidos.

¡La educación en primer lugar!


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