Fecha de publicación: Mar, 10/03/2015 - 15:28

ASÍ APORTAN LOS JÓVENES A LA CONSTRUCCIÓN DE UN PAÍS EN PAZ

Estudiantes de la localidad de Puente Aranda se organizan para conformar un movimiento juvenil de paz. Su misión: llevar su voz de cambio hasta la mesa de negociación en La Habana.

El foro estudiantil ‘Jóvenes, inclusión social y paz’, realizado el pasado 4 de marzo en el colegio El Jazmín, se convirtió en el punto de socialización de diversas experiencias de construcción de paz con las que los estudiantes de la localidad Puente Aranda esperan configurar un movimiento juvenil de paz, cuya opinión sea escuchada en el ámbito nacional.

De pequeñas experiencias de manejo de conflictos en sus colegios, los jóvenes de varias instituciones oficiales han pasado a cuestionarse sobre su papel en la construcción de la paz en el escenario nacional. Este encuentro les permitió intercambiar vivencias y estrechar relaciones con el fin de convertirse en un grupo sólido que aporte a la transformación que está buscando el país en su intención de superar su historia violenta.

En el panel principal del foro, resaltaron los casos de colegios como el Gabriel Betancourt Mejía, que en palabras de su personera, la estudiante Ana María Espitia, “nos ha convertido en una comunidad unida, integrada por hombres, mujeres, estudiantes y padres de familia”.

Ana María contó que existe una cultura del debate que junto a las iniciativas del grupo de mujeres ‘Gabrielistas’ ha motivado a la comunidad a discutir sus problemas y buscarle solución de una manera pacífica. “El grupo pasó de abordar problemáticas sociales relacionadas con las mujeres exclusivamente, a ofrecer espacios para analizar las problemáticas de toda la comunidad”, explicó la estudiante.

Por eso ahora busca, junto a otros integrantes de su comunidad educativa, presentar sus avances y fomentar la unión intercolegial para hacer que se genere un movimiento por la paz.

Los estudiantes Sebastián Corredor y Fabián Molina, del colegio El Jazmín, hablaron sobre el ‘Proyecto Hermes’, mediante el cual, han recibido talleres sobre manejo de conflictos por parte de la Secretaría de Educación y la Cámara de Comercio, con el fin de que sean los mismos estudiantes quienes encuentren soluciones: “tenemos un sistema de mesas de negociación manejadas por los mismos estudiantes en donde las partes exponen sus conflictos y buscan soluciones”, explicó Fabián.

Su compañero Sebastián, presentó un nuevo proyecto con el que esperan reunir la opinión de la comunidad educativa respecto a cómo creen que debe evolucionar la práctica pedagógica en su institución. “Queremos nombrar una comisión de tres profesores por cada jornada para que opinen sobre cómo les gustaría desarrollar su actividad docente, y además promover una consulta estudiantil para preguntarle a nuestros compañeros qué les gustaría aprender”, afirmó Sebastián, y agregó que la idea es que los resultados de estas acciones se socialicen en una mesa de diálogo a la que invitarán a las directivas del colegio y a diversas entidades distritales.

Los jóvenes analizaron también la coyuntura actual de las negociaciones de paz entre Gobierno y Farc en la Habana, y se centraron en cuál podría ser el futuro en un escenario de posconflicto.

Al respecto, Ana María dijo que entre los estudiantes existe una preocupación respecto a qué alternativas existirán para quienes dejen las armas. “Creemos que la terminación del conflicto también puede traer algunas problemáticas sociales”, expresó la estudiante, quien fue enfática en que la paz no se alcanza solamente con la dejación de las armas: “es necesaria una reestructuración en todas las esferas sociales”, añadió.

Además de diversas actividades culturales y deportivas, el foro finalizó con una consulta estudiantil en la que los jóvenes tuvieron la oportunidad de expresar su opinión respecto a tres preguntas: ¿Cómo sueñan la educación para un país en paz? y ¿Está o no de acuerdo en que el gobierno y las Farc firmen un acuerdo de paz?

Según el profesor Octavio Vázquez, uno de los líderes de la actividad, “la idea es presentar los resultados de estas preguntas, socializarlas como comunidad académica y ver la posibilidad de enviar las respuestas de los niños a las mesas de La Habana”.

En el marco de estas acciones de paz, los estudiantes tuvieron la oportunidad de conocerse e iniciar acercamientos para lo que esperan sea un gran movimiento estudiantil que ponga en marcha estrategias de paz más grandes en su territorio.

Una alianza de jóvenes que influya de manera positiva en las decisiones y acuerdos a los que lleguen los actores nacionales de los que depende, por lo menos, la finalización del conflicto armado. “Debemos unirnos y entender que esta labor es un deber que tenemos como jóvenes”, manifestó Ana María al final de la jornada.

 


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