Fecha de publicación: Mié, 13/07/2016 - 15:08

¡LOS JUGUETES SÍ SON PARA APRENDER!

Esa es la consigna de dos maestros del Distrito que, a través de estos clásicos artilugios, les demuestran a sus estudiantes que la diversión también existe cuando de aprender física y tecnología se trata.

En un salón del colegio Estanislao Zuleta de la localidad de Usme, un grupo de estudiantes concentra su energía en una intensa competencia de carros de juguete.Están en la clase del profesor Diego Andrés Prieto, el mismo que hace algunos minutos les enseñó a construir aquellos pequeños automóviles para aprender jugando con la tecnología y la física.

Con un cartón paja recortado en forma de triángulo para hacer el chasís del automotor, dos pitillos utilizados como ejes para poner las llantas y un globo cargado con aire que funciona como propulsor del pequeño vehículo, el profesor Diego les explica a sus estudiantes de sexto de bachillerato el principio de acción y reacción.

― Cuando inflamos la bomba, y luego soltamos el aire, ¿hacia dónde va el carro? ―pregunta el profesor Diego.

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― Hacia adelante ―dicen los niños.

― ¿Y el aire de la bomba? ― indaga el docente.

― Hacia atrás ―responde la clase. 

― Exacto, pero esto no ocurre porque sí, sino por algo que se conoce como el principio de acción y reacción, que nos indica que por cada acción hay una reacción igual y opuesta. Por eso, cuando inflamos nuestro globo y expulsamos el aire, la reacción de esta acción es que nuestro carro ande y se mueva en el sentido contrario ― explica el profesor Diego y los niños, que han estado atentos a cada palabra que ha dicho, asienten y se escucha decir “¡qué chévere!” mientras salen a descanso a seguir jugando con los pequeños carros de cartón paja.

“Lo que pasa es que cuando el conocimiento es tangible, es más fácil de aprender”, asegura Diego, un joven docente de tecnología que, junto a la profesora de física Bibiana Carolina González, crearon ‘Modelización a través de los juguetes para el aprendizaje’, un proyecto que como su nombre lo indica, busca que los niños puedan explicar conceptos y fenómenos de su entorno a través de la construcción de juguetes. 

Un proceso que ha permitido que los estudiantes de este colegio de Usme pierdan el miedo a pensar, crear y construir.  

Juguetes para aprender y divertirse

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“Lo que más me ha gusta de hacer juguetes es que uno puede hacer que se muevan, como cuando utilicé la manivela para que mi gatico moviera la cola”, señala Laura Vannesa Melo, una pequeña de 11 años que, aunque se le olvida uno que otro tecnicismo, puede explicar a la perfección porqué el mecanismo de biela - manivela transforma un movimiento circular en uno lineal.

Fue precisamente para que sus estudiantes no solo repitieran conceptos, sino que además fueran capaces de explicarlos, llevarlos a la práctica y relacionarlos con acciones de su vida diaria, que el profesor Diego Andrés Prieto comenzó a darle forma a este proyecto del que ya han hecho parte más de 280 estudiantes del colegio Estanislao Zuleta.

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“Siempre he buscado acercar a los niños al conocimiento desde algo que sea llamativo para ellos. Y los juguetes, además de motivarlos, los ayuda a a entender de una manera más sencilla cómo funcionan muchas cosas – comenta el profesor Diego -. Esto ha logrado acercar a ellos conceptos de tecnología y física que veían muy lejanos, lo que ha permitido que puedan manejarlos y explicarlos, y cuando se logra que un estudiante explique con sus propias palabras algún concepto, se ha ganado un montón porque eso significa que lo que vieron en clase de verdad lo entendieron”.

Para este profesor de tecnología, la constante siempre ha sido acercar conceptos complejos de la física, la mecánica y la robótica a la cotidianidad y entendimiento de los jóvenes. Por eso, y con ayuda de los docentes de las otras áreas, explica de manera sencilla cómo mecanismos tan simples como la polea, por ejemplo, son los principios de máquinas complejas como los ascensores. 

“La tecnología actualmente solo la relacionamos con celulares y computadores, pero va más allá. Arranca cuando los primitivos empezaron a crear la rueda, eso es tecnología, si no, no tendríamos lo que ahora. Entonces, la parte de los sistemas mecánicos es interesante porque permite a los niños entender que una licuadora va más allá de oprimir un botón para que funcione: es mostrarles qué hay detrás de ese botón para que sientan que también pueden ser científicos, que pueden crear y diseñar, y que la tecnología no es solo para los que están de bata y tienen cara de locos. La tecnología y la ciencia es algo que todos podemos hacer”, señala este licenciado en Diseño Tecnológico de la Universidad Pedagógica Nacional. 

Con el objetivo de hacer de este proyecto un ejercicio interdisciplinario, el profesor Diego Andrés se asoció hace dos años y medio con la profesora de física Bibiana Carolina González. Desde entonces, este dúo de docentes ha trabajado sin descanso, obteniedo gratos resultados que los anima a seguir trabajando por y para sus estudiantes. 

“Otra de los logros que vemos en este proyecto es que antes de pasar a hacer los juguetes, los niños lo dibujan primero para explicarles a sus compañeros cómo funcionarían. Este ejercicio permite que entre los niños se intercambie información, lo que hace que fluya el conocimiento y aterricen los conceptos de manera fácil”, asegura la profesora Bibiana.   

Durante todo este tiempo, los profesores Diego Andrés y Bibiana han trabajado con niños de primaria. Ahora quieren empezar la experiencia con chicos de bachillerato, pues están convencidos de que es en estos proyectos de investigación docente en donde está la clave para caminar con paso firme hacia una mejor educación para los niños de Bogotá.

Formación posgradual para una educación de calidad 

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Presentar su proyecto en el IV Congreso Nacional de Investigación en Educación en Ciencia y Tecnología Educyt 2014 en Manizales, ser los únicos docentes del Distrito Capital en participar como ponentes en el Congreso Internacional de Educación en Ciencias LaSera 2014 en México y recibir un reconocimiento especial por su trabajo en la modalidad de investigación educativa durante la versión 2015 del Premio a la Investigación e Innovación Educativa, son solo algunos de los reconocimientos que el proyecto de este dúo de docentes ha recibido.

Todo esto les ha confirmado la importancia de que los docentes de la educación oficial estén en constante formación académica.

“Además de potenciar la escritura y la investigación, permite dar a conocer los proyectos que realizas en el aula a muchas más personas, y eso es muy valioso porque yo conozco compañeros que hacen cosas maravillosas, pero que por no sistematizar ni escribir lo que hacen, no pueden mostrarle al mundo procesos admirables que sin duda alguna beneficiarían la formación de nuestros niños”, señala el profesor Diego. 

Ambos se graduaron como Magíster en Didáctica de la Ciencia gracias a lo incentivos que la Secretaría de Educación de Bogotá otorga a sus maestros para que continúen su formación posgradual, y desarrollen proyectos que, como este, han logrado hacer del conocimiento un viaje divertido y enriquecedor.

Tentar a más estudiantes a que se ‘pierdan’ en el maravilloso mundo de la ciencia, es el motor que impulsa a estos docentes del colegio Estanislao Zuleta a seguir adelante con su trabajo. Para ellos, todos sus estudiantes tienen madera de científicos o investigadores. Por eso se esmeran en aportar todo lo que puedan de sí mismos para ayudarlos a soñar, a construir un mejor futuro.

Porque una ciudad educadora es una Bogotá mejor para todos. 


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