Fecha de publicación: Jue, 25/08/2016 - 17:29

ESTA ES LA PRIMERA PROMOCIÓN DE LOS GRUPOS JUVENILES CREATIVOS

226 orgullosos bachilleres conforman el primer grupo de graduados de este modelo educativo flexible, con el que Bogotá garantiza el acceso y la permanencia de jóvenes que habían abandonado el sistema educativo tradicional.

El amor, la confianza y las ganas de superación fueron los grandes protagonistas de la ceremonia de graduación de 226 estudiantes del Modelo Educativo Flexible – Grupos Juveniles Creativos. Una alternativa educativa para población en condiciones de vulnerabilidad, extra edad o trayectorias educativas previas que no pueden ser atendidas en el marco de la oferta educativa tradicional.

Los jóvenes graduandos, entre 16 y 24 años, de 8 instituciones educativas de la ciudad, tuvieron el orgullo de convertirse en la primera promoción que obtiene su diploma de bachiller gracias a este modelo educativo desarrollado por el Ministerio de Educación Nacional (el modelo fue creado por Colsubsidio por el apoyo de la OIM el CNR y la Secretaría de Educación de Soacha) e implementado por la Secretaría de Educación de Bogotá.

Detrás de los rostros que hoy lucen felices y orgullosos, detrás de las togas y los birretes, de los abrazos de felicitaciones y de las palmadas de aprobación, se esconden historias de dolor, de dificultades, pero sobre todo de templanza, de esfuerzo y superación.

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Estos estudiantes, más que cualquier otro, tuvieron que sobreponerse a las dificultades que la vida les puso por delante, superar los obstáculos con trabajo y dedicación y luchar con empeño por lograr su sueño: ser bachilleres. Como Fiorela Perales Cortés, quien dedica su triunfo a la pequeña Antonela que, aunque no ha nacido, ya tiene razones de sobra para sentirse orgullosa de su madre.

“Yo dejé mis estudios en 2014, faltando muy poco para graduarme. Este año, cuando me hablaron de esta oportunidad, decidí terminar el bachillerato con este modelo. Fue muy difícil, de mucho esfuerzo, más en mi estado (tiene 8 meses de embarazo), por eso el apoyo de los profesores, su ayuda con las tareas, con los proyectos, fue clave en este proceso. También la ayuda de mi esposo y de mi familia”, dice Fiorela, orgullosa bachiller del colegio Colsubsidio San Vicente.

El afecto, la comprensión y la confianza, factores esenciales en el proceso

El Modelo Educativo Flexible – Grupos Juveniles Creativos, es una estrategia especialmente diseñada para ‘abrir las puertas de la escuela’ y brindar opciones educativas a todos aquellos estudiantes que por diferentes circunstancias –desplazamiento, problemas familiares, embarazos– salen del sistema educativo tradicional.

Partiendo de la base de que situaciones especiales merecen medidas especiales, el Modelo de Educación Flexible se diseñó de tal forma que los horarios son flexibles y se adaptan a la disponibilidad de los estudiantes y los contenidos y las metodologías son diferentes al aula regular.

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“Los estudiantes que no se adaptan al sistema educativo tradicional, necesitan otra perspectiva diferente: una educación que sea más coherente, más pertinente, que tenga en cuenta su vida personal y sus circunstancias especiales. Muchas veces nuestros estudiantes no tienen apoyo familiar, entonces la parte afectiva para nosotros los formadores es esencial en este proceso”, comenta Carol Moreno, tutora de la Caja Colombiana de Subsidio Familiar Colsubsidio, operador encargado de la implementación del modelo en los colegios de la Secretaría de Educación de Bogotá.

“Se establecen vínculos fuertes porque ellos de alguna manera se sienten desamparados y llegan a uno con esas necesidades. Las personas que estamos acá tenemos el enfoque social que es lo que caracteriza al programa, en esa medida se desarrolla cada vez más esa parte humana y uno llega a entablar una relación más estrecha y más cercana con los estudiantes en relación con el aula regular”, destaca la formadora que hoy ve con orgullo como sus ‘pupilos’ lograron sus objetivos y le demostraron a sus familias y a la sociedad que sí se puede.

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Esa relación afectuosa y estrecha, esa capacidad de los formadores para entender las circunstancias especiales y dificultades de los estudiantes, para comprender sus falencias y el empeño para ayudarles a superarlas, son factores esenciales en este proceso que ante todo busca garantizar el acceso y la permanencia de esta población en el sistema de educación pública.

En este modelo se le da prevalencia a la creatividad, al trabajo en equipo, a la capacidad de adaptarse y a las ganas de mejorar y de superarse, más que las notas y los diplomas.

Así lo entiende Jhoan Stiven Vélez, un joven de 18 años que, tras perder tres años escolares, le dio la oportunidad al modelo y se dejó convencer por el simple pero efectivo argumento de que: “para ser alguien en la vida, hay que estudiar”.

“Me gusta mucho este modelo porque no es como el tradicional, el ambiente es diferente, los profesores no son rígidos ni cuadriculados”, comenta este joven que dejó atrás su pasado de ‘vago’ y hoy sueña con asistir a la universidad para estudiar diseño gráfico y fotografía.

Más que acumular conocimientos y cumplir requisitos, el modelo busca cultivar en los jóvenes habilidades sociales y ciudadanas, desarrollar el trabajo colaborativo y en equipo y cambiar la perspectiva que los jóvenes tienen sobre el estudio y la formación académica. La metodología se basa en los Proyectos Creativos donde, a través del arte, se integran las diferentes áreas del conocimiento. Grupos de pensamiento divididos en cuatro ejes: social, ambiental lógico y comunicativo que enseñan a partir de las destrezas y habilidades de los estudiantes.

“Los profes del modelo lo que hacen es motivarnos a salir adelante, a superarnos y a que sigamos estudiando, que no nos quedemos estancados. Y la metodología me parece muy buena porque los proyectos son muy chéveres, le sacan a uno la creatividad y le animan la motivación. También lo que hacían esos proyectos era enseñarnos a trabajar en equipo, a trabajar con quien nos agrada y con quien no, a trabajar en grupo. Es más chévere porque uno se enfrenta más a lo que es la vida”, dice Camila Ramírez, una joven ayudante de cocina en una pizzería que hoy, con su grado de bachiller, escala un paso más hacia su sueño de convertirse en chef.

Porque los sueños comienzan a hacerse realidad. Son el principio del camino para estos jóvenes que anhelan continuar con su formación profesional para darle un mejor futuro a sus familias.

Los estudiantes recibieron sus diplomas de las siguientes instituciones educativas: Colegio Bravo Páez, CEDID San Pablo, Colegio Instituto Tecnológico Rodrigo de Triana, Colegio Tomás Cipriano de Mosquera, Colegio Colsubsidio las Mercedes, Colegio Colsubsidio San Vicente, Colegio Diana Turbay y Colegio General Santander.

Porque una ciudad educadora es una Bogotá mejor para todos.

 


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