Fecha de publicación: Mar, 30/08/2016 - 11:02

LOS NIÑOS CANTORES DEL SUMAPAZ

Viven, sueñan y cantan en el páramo: 30 pequeños conforman el primer grupo coral de la ruralidad invitado al Festival Distrital de Coros, en donde demostraron que sus voces brillan a 2.640 metros sobre el nivel del mar.

La coral del colegio Gimnasio del Campo Juan de la Cruz Varela cumplió su cita con la cultura: cerca de 30 niñas y niños de esta institución rural de Bogotá, participaron en el III Festival Distrital de Coros de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, evento que reúne lo mejor de las agrupaciones corales de la ciudad y que concluye el próximo sábado 3 de septiembre.

Por primera vez en su historia, el III Festival Distrital de Coros contó con la presencia de un coro rural en escena, una experiencia sumamente emotiva y enriquecedora para los participantes y para el público asistente ya que, por primera vez, se escucharon las voces del páramo de Sumapaz en un escenario capitalino y se conoció el talento que se esconde detrás de las montañas.

Los más emocionados con la experiencia fueron los estudiantes, niñas y niños de entre 10 y 14 años oriundos del Sumapaz que salieron del páramo para presentarse ante el público y mostrar su talento.

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Los integrantes de la coral de Sumapaz recibieron tratamiento de artistas. Se alojaron en un hotel y antes del concierto recorrieron el centro histórico de la ciudad, paseo que sirvió de ante sala a su presentación en el auditorio de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño.

En el escenario, comentan los profesores, los niños se transformaron: era como si ya lo hubieran hecho miles de veces y así, sin ningún dejo de timidez, los estudiantes llenaron el auditorio con sus dulces y encantadoras voces.

Los únicos que estaban más emocionados que los niños - y el público que aplaudió emocionado -, fueron sus tres maestros que, desde que empezaron este proceso en febrero de este año, nunca se imaginaron que iban a llegar tan lejos.

“Este proceso ha sido infinitamente gratificante, sin duda ha valido mucho la pena.Gracias al canto, estos niños han cambiado mucho”, cuenta John Alexander Munévar, artista formador de la Orquesta Filarmónica de Bogotá que lidera este proceso junto a Ruby Patricia Rodríguez y Rocío Becerra.

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“Antes teníamos alumnos que apenas si hablaban, hoy están aquí cantando en un escenario ante un público. Ha sido un proceso de mucho aprendizaje, no solo para ellos porque nosotros los docentes hemos aprendido mucho y reiteramos una vez más que el talento innato lo tenemos todos”, comenta Munévar.

Tal como lo señala la rectora de esta institución educativa, Esperanza Pacheco, el coro del Juan de la Cruz Varela funciona gracias a la Jornada Extendida, estrategia que, desde el Plan de Desarrollo ‘Bogotá Mejor Para Todos’, busca propiciar mayores oportunidades de aprendizaje que contribuyan al mejoramiento de la calidad educativa de las niñas, niños y jóvenes de la capital.

“Espacios como estos son de vital importancia para que los chicos aprendan otras cosas, por eso cuando a principio de año llegó esta propuesta de crear un coro, no dudamos en aceptar y ahora que estamos viendo los resultados. Nos damos cuenta de que es la mejor apuesta que pudimos haber hecho”, asegura la rectora Esperanza.

El sonido del aprendizaje y la inclusión

La música y el canto llegaron este año al colegio Gimnasio del Campo Juan de la Cruz Varela gracias a la Secretaría de Educación del Distrito y de la mano de la Orquesta Filarmónica de Bogotá que, en su objetivo de llevar la música y la cultura hasta el último rincón de la ciudad, llegó hasta este lejano y frío punto de la capital.

La Orquesta cuenta con dos líneas de formación: la coral y la rítmica, en las que participan 75 estudiantes de primaria y bachillerato.

Para estos estudiantes de la ruralidad, las armonías y sonidos son una herramienta de integración e inclusión, que les ha servido no solo para desarrollar sus talentos, sino también para ampliar el horizonte, cambiar la perspectiva y conocer otras realidades.

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Ha sido un aprendizaje de dos vías ya que llevar música al páramo les ha dejado a estos docentes lecciones inolvidables. “Esta experiencia ha sido maravillosa para mí como formadora. Lo más valioso ha sido entender que los niños viven en una realidad y un modo de vida diferente al que nosotros nos hemos tenido que amoldar. Estamos muy sorprendidos porque hemos visto procesos muy rápidos”, destaca Ruby Patricia Rodríguez, artista formadora principal de la OFB en la localidad de Sumapaz.

Y agrega que “ha sido una etapa de mucha exploración donde los niños, y nosotros mismos, hemos descubierto talentos que ni sabíamos que teníamos, y el canto ha sido una herramienta maravillosa para ellos que les ha servido para explorar su voz y su cuerpo por medio de la música”.

Para los estudiantes del colegio Juan de la Cruz Varela, que se atrevieron a explorar su talento y sus cuerpos a través de la música y el canto la experiencia les ha dejado aprendizajes en varios ámbitos.

Para Eimi Yurley Ávila, de 14 años, la música le permitió explorar talentos que no sabía que tenía, le cambió la perspectiva y le permitió viajar y conocer la capital de la República.

“A mí sí me gustaba cantar, pero no sabía que de verdad tenía habilidades. El profesor me escuchó un día y dijo que tenía una voz muy linda y una oportunidad muy grande de participar en el proyecto. Venir a cantar a Bogotá fue una experiencia que nunca pensé que fuéramos a vivir. La ciudad me pareció muy bonita, nunca había venido por acá. En la presentación me dieron nervios, pero como habíamos practicado mucho todo nos salió muy bien”, afirma esta joven estudiante de sexto grado, que comprobó que la música y el talento pueden llevar lejos a las personas.

Además del colegio rural Gimnasio del Campo Juan de la Cruz Varela de Sumapaz, otros dos colegios oficiales – Enrique Olaya y el Técnico Menorah - mostraron lo mejor de su talento en el III Festival Distrital de Coros, evento que mostró lo mejor de la música coral de la ciudad y que llegará a su fin el próximo sábado.

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Porque una ciudad educadora es una Bogotá mejor para todos.

Por Paula Fuentes

Fotos Juan Pablo Duarte


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