Fecha de publicación: Mié, 28/12/2016 - 17:10

AJEDREZ, EL JUEGO QUE ROMPE BARRERAS EN EL COLEGIO REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

El deporte ciencia se ha convertido en una herramienta para la inclusión de estudiantes con autismo, Síndrome de Asperger y déficit cognitivo, entre otros; y en un movilizador de valores en la comunidad de esta institución educativa oficial de Los Mártires.

La concentración, la estrategia, la toma de decisiones y todo el conjunto de habilidades y virtudes que desarrolla el juego del ajedrez en la mente de niñas, niños y jóvenes, resultaron ser de gran ayuda para orientadores y docentes en la labor de formar integralmente a los estudiantes en condición de discapacidad del colegio República Bolivariana de Venezuela.

Con el proyecto un proyecto ‘Ajedrez, inclusión, vida y paz’, esta institución referente distrital en la atención de niñas, niños y jóvenes diagnosticados con autismo, síndrome de Asperger, hiperactividad y déficit cognitivo, promueve el desarrollo de habilidades cognitivas, sociales y comunicativas y, al mismo tiempo, facilita la enseñanza de los conocimientos curriculares básicos de áreas como matemáticas, ciencias, entre otras.

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“El objetivo principal es que los niños con autismo logren centrar más su atención, su concentración, realizar planeación, estrategias, toma de decisiones, elementos fundamentales para la vida y la paz, también porque es un juego de convivencia que genera valores tales como el respeto al otro y a la tolerancia”, comenta Lorena Camacho, psicóloga y docente de apoyo del colegio, y una de las líderes de esta iniciativa.

Además, en los ámbitos social y comunitario, como destaca la docente, el ajedrez ha servido para integrar a los estudiantes en condición de discapacidad con el resto de la comunidad y ha abierto un espacio de reconocimiento y valor donde se destacan el talento y las habilidades de estos estudiantes para el juego.

“Integramos a los niños regulares con los chicos con autismo a través de las partidas del ajedrez. Nuestros estudiantes con autismo o Asperger se han convertido en mentores y les enseñan el juego a sus compañeros. Esto facilita la socialización entre la población estudiantil y propicia la comunicación entre unos y otros porque este es un juego que rompe barreras porque cualquier persona lo puede jugar sin importar la edad, el idioma o si padece o no algún tipo de condición o discapacidad”, destaca.

Más que un juego

El común denominador del autismo, el Síndrome de Asperger y todos los trastornos del espectro autista – señalan los especialistas – son las dificultades en la interacción social y en la comunicación. El ajedrez se ha convertido en el gran aliado de orientadores y maestros de esta institución ya que, justamente, permite que los estudiantes en condición de discapacidad socialicen y compartan con los otros miembros de la comunidad a través del juego.

Como apunta la orientadora, “el ajedrez es un juego que logra centrar mucho la atención y en los escolares. Los niños con Asperger, por ejemplo, tienen dificultades a nivel social. Es una manera para que ellos socialicen, hagan pautas, tengan amigos, compartan un poco de su conocimiento y sus habilidades especiales con los demás”.

Esa capacidad de unir, dinamizar la socialización entre poblaciones diversas, para intercambiar conocimiento y establecer afectos, fueron algunos de los aspectos que más llamó la atención de los orientadores de la institución cuando se planteó el proyecto en 2012 por cuenta de la curiosidad y experticia de uno de los estudiantes con Síndrome de Asperger.

“El proyecto inició hace cuatro años con Nelson Tinjacá. Él estaba haciendo su trabajo social y lo invitamos a que lo hiciera enseñando ajedrez a los otros chicos. Empezamos a trabajar el juego y nos dimos cuenta de todas las posibilidades pedagógicas y terapéuticas que tiene. La práctica empezó a coger mucha fuerza y lo implementamos en toda la institución, ya tenemos unos 140 niños capacitados desde primero hasta 11°”, recuerda la docente.

Nelson hoy tiene 22 años y se convirtió en el embajador de este proyecto. Además de ser un ‘prodigio’ para el deporte ciencia, ganador habitual en torneos y campeonatos por todo el país, Nelson encontró en la enseñanza del juego una gran satisfacción.

“Enseñar a otros me ha permitido entender mejor las jugadas que yo mismo diseñé para este bello juego ciencia y por lo tanto he mejorado en mi juego, y es una satisfacción muy grande porque veo que les trae muchos beneficios a mis compañeros. En mi opinión, para niños menores de 13 años, el ajedrez desarrolla habilidades como toma de decisiones, aumenta la capacidad de memoria, aumento de velocidad mental, capacidad motriz, entre otras. Ojalá todos los colegios implementaran el ajedrez porque son muchos los beneficios que trae”, comenta Nelson. 

Un gimnasio mental que se extiende a todas las materias

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Además de todos los beneficios terapéuticos ya descritos, los líderes de la iniciativa encontraron la manera de articular el ajedrez con otras materias del currículo básico como matemáticas, historia, ciencia y artes.

“En niños pequeños, desde los 5 años, utilizamos el ajedrez como estrategia de motricidad fina. En el tablero los chicos determinar conceptos como fila, columna, lateralidad, diferenciación de los colores. Para los más grandes, implementamos el juego como tal en el área de matemáticas para trabajar conceptos como la suma, la multiplicación y las operaciones básicas; y en los grados superiores para conceptos ya más complejos como potenciación, derivadas y logaritmos. Encontramos que el juego tiene la facilidad de hacer didáctica la enseñanza de las matemáticas”, señala la profe Lorena.

“En historia, por ejemplo, lo hemos utilizado para estudiar la conquista de América. Con el uso de las fichas, logramos contar la historia en temporalidad, los rangos, los diferentes niveles de poder que tenían en esa época y las jerarquías. Además, nos ha servido mucho para trabajar todo el tema de la paz y la convivencia ya que podemos implementar que las mismas fichas generen un personaje de guerra y las otras fichas, las blancas, de paz. Es una manera que tenemos nosotros de hacer convivencia y lograr un escenario más amplio”, concluye.

El proyecto ‘Ajedrez, inclusión, vida y paz’ ha sido reconocido en diversos escenarios por su aporte a la pedagogía y a la convivencia de los estudiantes; este año fue una de las 10 experiencias pedagógicas que se socializaron en el gran Foro Distrital Educativo.

Pero más allá de los reconocimientos, para los creadores de la iniciativa lo mejor del proyecto es su capacidad para integrar y para movilizar a las poblaciones. “No te imaginas lo bonito que es ver a un niño con Asperger enseñándole a jugar a otros niños con su misma condición y a los niños regulares. Eso es lo mejor que tiene el proyecto y esperamos que siga creciendo y aumentando porque las posibilidades con este juego son infinitas”.

Porque una ciudad educadora es una Bogotá mejor para todos.


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