Fecha de publicación: Vie, 30/12/2016 - 12:41

COLEGIO ENRIQUE OLAYA HERRERA, UNA ‘CANTERA’ DE FUTBOLISTAS BOGOTANOS

En esta institución educativa de la localidad de Rafael Uribe Uribe se forman las promesas del balompié distrital, gracias a una escuela deportiva que cuenta con entrenadores, médicos y especialistas que enriquecen este proyecto que promueve la sana convivencia a través del deporte.

Estructurados bajo el estricto modelo de organización y funcionamiento de un club deportivo, la escuela de fútbol del colegio oficial Enrique Olaya Herrera, de la localidad de Rafael Uribe Uribe, que cosecha triunfos y reconocimientos a nivel distrital y nacional, se ha convertido en una ‘cantera’ del balompié bogotano que surte de jugadores y talento local a la liga de fútbol de la capital.

Esta escuela deportiva, fundada en 2010 por el rector Édgar Riveros, los docentes de Educación Física del colegio y los padres de familia de la institución, tiene como objetivo principal formar a jugadores de altísimas calidades técnicas y deportivas y a estudiantes integrales, con valores ciudadanos para la sana convivencia. Además, cuenta desde noviembre del año pasado con reconocimiento legal de Coldeportes y el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD)

Los resultados deportivos alcanzados por la escuela en los últimos años avalan el modelo de gestión implementado por el rector y los docentes. En noviembre de este año, la Selección Infantil de la institución se coronó campeona de su categoría en los Juegos Intercolegiados ‘Supérate’ y han tenido un sinnúmero de reconocimientos importantes en este y otros certámenes locales y nacionales en los últimos años.

Varios de los jugadores que aquí se han formado desde las bases engrosan ahora las nóminas de las selecciones juveniles e infantiles de la liga de fútbol de Bogotá y muchos de ellos son pretendidos por clubes capitalinos, que resaltan su calidad técnica y su vistoso estilo de juego.

“La idea que tenemos es brindarle a los estudiantes la oportunidad de formarse deportivamente en un club deportivo con todas las de la ley, y al mismo tiempo, proponer espacios para el uso adecuado del tiempo libre. Por eso, no solo nos enfocamos en la parte deportiva, sino también en la comportamental, convencidos de que la formación debe ser integral”, destaca Édgar Riveros, rector de la institución.

El club deportivo Enrique Olaya Herrera cuenta con 260 estudiantes, hombres y mujeres que pertenecen a la escuela de fútbol; 60 deportistas de patinaje, cerca de 9000 afiliados -que son los padres de familia-, un gerente deportivo, un médico, un nutricionista, una psicóloga y entrenadores especializados.

DF

Mucho más que un club

El fútbol, el patinaje y el deporte son asuntos que se toman muy en serio en esta institución del sur de la ciudad que cuenta con una población de aproximadamente 4800 estudiantes. Sin embargo, esto no significa que la parte académica, convivencial y de valores quede relegada.

Para el gerente deportivo, los docentes y entrenadores, el factor académico y comportamental de los jugadores es tanto o más importante que la parte deportiva, por eso a los deportistas se les hace un riguroso acompañamiento para que sus habilidades sociales y sus valores ciudadanos evolucionen a la par de los talentos deportivos.

“Nuestro lema es “somos más que un club” porque aquí no solo formamos grandes deportistas, sino también excelentes ciudadanos. El componente actitudinal y de valores es muy importante para nosotros, porque de nada nos sirve tener un excelente jugador que no se sepa comportar y que no le aporte nada a la sociedad y a su comunidad”, afirma John Rondón, docente de educación física del colegio y gerente deportivo de club Enrique Olaya Herrera.

“Uno de los requisitos para estar en el equipo es tener un promedio académico mínimo de 3.5. Los chicos saben que deben cumplir esa parte, entonces se esfuerzan y si a alguno le cuesta trabajo alguna materia hablamos con el docente del área para que lo asesore y lo refuerce. Las dos cosas son muy importantes y van de la mano”, afirma Yesid Pino, entrenador de arqueros.

La organización y el impecable trabajo del club deportivo ‘Olayista’ ha permitido el desarrollo integral de decenas de jugadores del colegio y se ha extendido a otras instituciones educativas. Estudiantes de los colegios de la localidad como el José Martí, el Misael Pastrana y el Diana Turbay vienen al club a probarse y a entrenar bajo la batuta del gerente Rondón y su equipo especializado.

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La experiencia y el arduo trabajo ha permitido promover un perfil definido de jugador. Como dice el profe John, las cualidades y características del deportista local son apetecidas por los clubes privados.

“Al deportista de Rafael Uribe Uribe lo podemos definir como un jugador rápido, de gran resistencia física y anímica que viene por el entorno.

Muchos de estos niños viven en la parte alta de la localidad, por lo que todos los días deben subir y bajar cientos de escaleras, lo que les da una gran capacidad de respiración y oxigenación. Lo que hacemos nosotros como formadores es tomar esas características, potenciarlas y direccionarlas”, asegura el profesor.

Los triunfos del club Olayista

La pasión por el fútbol y por el deporte ha logrado no solo potenciar las capacidades físicas y talentos de los jugadores de la localidad, sino que ha propiciado espacios de encuentro y de reconocimiento para toda la comunidad Olayista.

“Una de las cosas más maravillosas del proyecto ha sido el sentido de pertenencia hacia la ciudad y la institución que trae el deporte. Ese orgullo que sienten los chicos se traduce en el mejoramiento de la convivencia en el colegio. Seguimos teniendo dificultades, pero ha habido cambios en la mentalidad y en la cultura de los muchachos”, afirma el rector Riveros, un educador consagrado y un apasionado por el deporte en todas sus manifestaciones.

El impulso que ha traído el club para esta comunidad también se expresa a nivel de ciudad. Gracias a la constante actividad de los futbolistas, escenarios de la localidad como el Parque Los Pijaos se han revitalizado y han cobrado un nuevo aire. Además, por medio de la sinergia del colegio con el IDRD, el equipo cuenta con un escenario completamente dotado para los entrenamientos y los partidos.

“Otro de los triunfos que hemos conseguido con el club deportivo, y uno de los más importantes, es la vinculación que han tenido las familias. Los papás han sido de mucho apoyo, traen a los niños y nos acompañan en los torneos. Es hermoso ver cómo se emocionan en los juegos y se llenan de orgullo por el desempeño de sus hijos. Muchos papás que no se hablaban o que tenían inconvenientes se acercaron gracias al fútbol”, resalta el profesor Rondón.

Padres de familia como Carlos Alberto Laitón destacan la labor del colegio en la gestión deportiva. “Estamos muy agradecidos por el trabajo del rector Édgar y su equipo de profesores en la parte deportiva. Gracias a toda la gestión que han hecho nuestros hijos pueden potenciar sus capacidades y su talento”, dice el orgulloso padre de Kevin Laitón, una promesa del ciclismo que ocupó el primer lugar en la Clásica Canapro y ha corrido en Santander, Boyacá y Cundinamarca.

Para el próximo año, el club deportivo Enrique Olaya Herrera pretende ampliar sus horizontes e incluir disciplinas como el taekwondo, la gimnasia, el ajedrez y el fútbol de salón y transferir su modelo de gestión a otras instituciones, demostrando que el deporte, la convivencia y el conocimiento se unen para contribuir a esta apuesta de consolidar a Bogotá como una ciudad educadora.

Porque una ciudad educadora es una Bogotá mejor para todos.

Por Nicolás Rodríguez

Fotos Juan Pablo Duarte y cortesía colegio Enrique Olaya Herrera


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