Fecha de publicación: Vie, 28/09/2018 - 15:00

DESAFÍOS PARA FINANCIAR LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA

Durante el Foro Educativo Distrital 2018, expertos debatieron sobre la necesidad financiar la educación con equidad y eficiencia. Horacio Álvarez, especialista de la división de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Latinoamérica profundiza sobre este tema trascendental.

El gobierno de Enrique Peñalosa destinó a la educación pública la cifra más alta de la historia, $15 billones de pesos, con el reto de cambiar a Bogotá para siempre y convertirla en una ciudad educadora.

Una ciudad que potencia los talentos, capacidades e intereses de las niñas, niños y jóvenes en todas las dimensiones (intelectual, corporal, afectiva, personal-social, creativa, entre otros) y contribuye a alcanzar la felicidad de todos en su condición de individuos, miembros de familia y de la sociedad.

Gracias a esto, el presupuesto anual del Distrito para educación se compone casi en partes iguales de recursos propios y de las transferencias de la Nación. Esto posibilita invertir más por estudiante, tanto en jornada regular como en jornada única.

En otros entes territoriales del país, sin embargo, la realidad es muy diferente. En esta entrevista, el experto en políticas y planificación educativa Horacio Álvarez reflexiona sobre los avances de Bogotá en los últimos años, los ajustes que debería tener el Sistema General de Participaciones para financiar la educación en el país con equidad y eficiencia y la experiencia en financiación de la educación de Chile como país referente de Latinoamérica.

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Secretaría de Educación: Los recursos del Sistema General de Participaciones para educación en Colombia se destinan a la prestación del servicio educativo y a la calidad de la educación. ¿Habría que hacer algún ajuste en cuanto a las variables que se están aplicando en estos dos rubros?

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Horacio Álvarez: El Sistema General de Participaciones (SGP) se diseñó hace alrededor de 15 años y lo más probable es que ya cumplió un ciclo y debe ser reformado. En cuanto a la prestación del servicio educativo, como está configurada la ley se establece que con el SGP solo se puede pagar nómina y con los cambios y los aumentos salariales que han tenido en los últimos años los docentes, ha hecho que éste no tenga suficientes recursos para otros rubros como calidad, porque al mismo tiempo la bolsa del SGP está vinculada al crecimiento económico del país y éste ha bajado en los últimos años.

Sí hay que hacer algunas modificaciones con el fin de ampliar la bolsa y también destinar recursos de forma prioritaria para primera infancia, calidad educativa, etc., que en estos momentos se ven reducidos cuando crece la nómina para la prestación del servicio.

En el caso de Latinoamérica, Chile es referente de financiación de la educación. ¿Qué podríamos aprender en Colombia de la transformación que hizo este país?

Chile realizó unas reformas hace aproximadamente 10 años para aumentar la canasta educativa y los recursos que se destinaban por estudiante específicamente para calidad educativa. Introdujo elementos de equidad que actualmente en Colombia el SGP, aunque tiene, no son suficientes.

Por ejemplo, en el caso chileno, las instituciones educativas que atienden estudiantes de los niveles económicos más bajos reciben unos incentivos de alrededor del 50 y 80 por ciento más por estudiante.

En Colombia, uno podría pensar que las instituciones educativas recibieran más recursos con base en el Sisben o con la vinculación de los estudiantes a Familias en Acción, porque sabemos que es mucho más difícil educar en condiciones en las que hay más vulnerabilidad. Eso lo logró muy bien el sistema educativo chileno, que no solo adecuó la cantidad de recursos, sino que introdujo reformas para mejorar la equidad en la destinación de los mismos.

¿Qué valora de la inversión presupuestal que ha hecho Bogotá en los últimos años para ofrecer mejores condiciones de bienestar, infraestructura y seguridad a su población escolar?

Bogotá está haciendo grandes esfuerzos por aumentar la atención de los niños en preescolar. Prácticamente todos los niños de 3 y 4 años asisten a un centro de desarrollo integral o a una institución educativa. Los problemas que se encuentran después para aumentar la cobertura, particularmente en la media, tienen que ver no tanto con el acceso y la disponibilidad de cupos, como con trayectorias académicas truncadas en el camino, porque hay muchos estudiantes que han reprobado algunos grados o han desertado y eso hace que lleguen con extra edad a la media y que la presión porque salgan al mercado laboral sea más alta.

Ese es un aspecto que tiene que ver más con el tema de cómo el sistema es eficiente o no para la aprobación de los estudiantes, que con un problema de acceso.

Otro tema con Bogotá, es que como capital del país es un imán para el resto de las regiones, hay mucha migración y eso hace que los indicadores no siempre aparezcan que van mejorando, porque permanentemente está recibiendo estudiantes con mayor grado de vulnerabilidad que provienen de otros departamentos.

No obstante, en general pensaría que Bogotá va en el camino correcto en cuanto a las reformas que ha introducido: ha expandido la cobertura, tiene una infraestructura que es envidiable para el resto del país y ahora le están apostando muy fuertemente a la ruralidad que ha estado bastante abandonada y creo que esos esfuerzos deben mantenerse para mejorar la calidad de vida de las comunidades.

Porque una ciudad educadora es una Bogotá mejor para todos.

 


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