Proyectos y estrategias para el fomento de estilos de vida saludable en las IED

A continuación se describen generalidades de cada uno de los proyectos que concretan la propuesta pedagógica para fomentar estilos de vida saludable en las IED.

1. Alimentación saludable

La alimentación es un proceso condicionado por factores ambientales y culturales. Estas condiciones impiden en ocasiones tener una alimentación adecuada. También, la influencia social y las interacciones con las personas supeditan la decisión frente al consumo y la forma de alimentarse. Además de ser una necesidad básica, la alimentación es para el ser humano un desencadenante de la promoción de bienestar, o, por el contrario, de deficiencias nutricionales que acentúan problemas de salud.

Desde la pedagogía se circunscriben perspectivas actuales y convocan al sector educativo a vincularse en el mejoramiento de la situación nutricional.

Se entiende la alimentación como la combinación de alimentos que brinda un aporte energético adecuado al estudiante y que debe ser correspondiente con el gasto energético del educando. Componentes como la actividad física realizada, factores ambientales (cantidad de luz solar, temperatura ambiente, topografía de su localidad...) y culturales, como las costumbres que marcan la forma de alimentarse, promueven o dificultan un equilibrio entre el aporte producto de la ingesta y el gasto energético. Apelativos como dieta inadecuada o dieta saludable son utilizados para destacar ese balance entre lo que se consume y lo que se requiere, de acuerdo con el gasto energético.

El aporte energético adecuado, definido en relación con las características propias de cada estudiante a nivel biológico y fisiológico y de acuerdo con su estilo de vida, su actividad o inactividad física. En este eslabón de conceptos, se teje una cadena que entrelaza diversas situaciones, desde la necesidad primaria de alimentación, hasta el reconocimiento y análisis de las actividades propias del estudiante (actividades extraescolares, trayectos casa-colegio-casa que realiza caminando o en bicicleta, participación en grupos deportivos, de danza, teatro y otros que aumenten el tiempo de actividad física) para determinar si la alimentación es adecuada o no.

Adicionalmente, en la alimentación como práctica de la escuela se establecen procesos relacionales y afectivos de los estudiantes, convirtiendo tanto el comedor escolar como las tiendas escolares en escenarios de aprendizaje y de toma de decisiones sobre la conveniencia de los alimentos para su bienestar. Esto representa un propósito para la escuela actual, ya que las modificaciones por la ampliación de la jornada escolar, instauradas por la política pública, acercan las prácticas alimentarias a la dinámica escolar.

El espacio educativo puede ser un promotor de un entornos saludable, definido este, como el espacio urbano o rural en el que transcurre la vida cotidiana, donde las personas interactúan entre ellas y con el ambiente que las rodea, generando condiciones para el desarrollo humano sustentable y sostenible. En ellos se promueve la apropiación y la participación social, la construcción de políticas públicas, el mejoramiento de los ambientes y la educación para la salud, contribuyendo al bienestar y mejoramiento de la calidad de vida de los individuos y de la comunidad (Minsalud, 2015).

2. Movilidad segura y sostenible

Busca promover conocimientos, actitudes favorables y prácticas relacionadas con la movilidad escolar, para modificar comportamientos y construir hábitos hacia la prevención en la interacción con el espacio público, desde el rol de actores viales como peatones y pasajeros y superando las fronteras de la escuela.Esta línea tiene dos ejes de acción para el desarrollo de sus actividades, siendo estos el fomento de una cultura vial dentro de los integrantes de la comunidad educativa, y la asesoría y apoyo para la generación del Plan de Movilidad Escolar para cada institución. Conozca más aquí

3. Prevención de accidentes escolares y aseguramiento

Su objetivo es contribuir al bienestar cotidiano y a la calidad de vida de los estudiantes, mediante la prevención de accidentes escolares, la divulgación de la ruta de atención de accidentalidad y el aseguramiento de estudiantes en práctica laboral a una ARL.

Para conseguir el anterior objetivo, ante todo es necesario identificar cómo se accidentan los educandos y qué factores inciden en su ocurrencia, para establecer el nivel de riesgo, es decir, cuáles son las posibilidades de que unos u otros se presenten con mayor o menor frecuencia. De esta manera, se hace posible priorizar e implementar las medidas para reducirlos o evitarlos, lo cual incide en la disminución de niños y jóvenes accidentados y, por lo tanto, en el aumento de su bienestar.

Los accidentes, en el contexto escolar, pueden definirse como aquellos sucesos repentinos, no deseados y no intencionales, que alteran la integridad física y emocional de los estudiantes, y que producen daños y/o pérdida de funcionamiento de un órgano o miembro, invalidez, o incluso la muerte.

Desde este proyecto se busca avanzar en la prevención de la accidentalidad en el contexto escolar a partir de una intervención pedagógica y didáctica que se orienta al desarrollo de capacidades individuales y colectivas para anticipar, evitar o reducir, hasta donde sea posible, las amenazas y vulnerabilidades que se conjugan en un momento y lugar dado, y que producen daños o pérdidas en la integridad de los estudiantes. Dicha intervención varía de acuerdo con los ciclos educativos, y se desarrolla a partir de diversas competencias, especialmente para inculcar el autocuidado y relacionarse sanamente en comunidad.

Para el caso de los estudiantes que se encuentran en práctica laboral, además de la cobertura a la Aseguradora de Riesgos Laborales, resulta importante la prevención de los accidentes durante la realización de la misma, brindando orientación según la actividad específica que desarrollan los estudiantes; de esta forma se establecen los riesgos a los que pueden estar expuestos en su práctica laboral y así generar acciones de mejora para eliminar o mitigar dichos riesgos.

Adicional a lo enunciado, en caso de presentarse un accidente laboral durante la ejecución de actividades de práctica, se debe hacer el respectivo acompañamiento a la investigación y proponer acciones de mejora.

4. Prácticas saludables de nuestras culturas: para vivir la interculturalidad

La mayor riqueza de nuestra sociedad es estar conformada por una heterogeneidad cultural, que se origina en los múltiples grupos étnicos que conviven y contribuyen en la construcción y transformación social. Estas comunidades, al poseer lazos culturales entre sí, además de los lingüísticos e históricos, aportan a la configuración de una ciudadanía multicultural respetuosa, con principios de equidad.

Por lo anterior, fomentar estilos de vida saludable es reconocer que el bienestar físico, social y emocional es un derecho innegable de todo ciudadano. Y ello conlleva a que los saberes, las expresiones, legados y tradiciones que forman parte de la identidad cultural en torno a las prácticas y comportamientos saludables se integren a los ejercicios cotidianos de nuestros niños, niñas y adolescentes.

Con la convicción de que las acciones educativas que favorezcan la interculturalidad aportan a la construcción de experiencias, aprendizaje y ciudadanía, la propuesta pedagógica para fomentar estilos de vida saludable con acento intercultural, contempla la inclusión de manifestaciones, tradiciones, legados culturales y saberes ancestrales en la alimentación saludable y en las prácticas de actividad física, como formas que conllevan a participar, compartir y valorar gustos y estilos de vida saludable.

Así, estos dos hábitos y comportamientos para lograr una vida saludable (la alimentación saludable y la actividad física vista desde los juegos, rondas, danzas y deportes), serán el centro de esta propuesta pedagógica y didáctica por el bienestar estudiantil en las instituciones educativas.

5. Ruralidad saludable: Estrategia que reconoce la diferencia poblacional, geográfica y de costumbres

Esta estrategia se basa en la caracterización de la educación rural de Bogotá, 2017, y los Lineamientos educativos para la Bogotá rural que establece seis líneas, a partir de las cuales sería posible avanzar en:

-Contextualizar y establecer vínculos con el territorio.

-Potenciar la creatividad, que motive a los niños, niñas y adolescentes a poner en práctica proyectos pedagógicos, y aprender a descubrir y respetar las riquezas del territorio.

-Explorar cada contexto para trabajar desde sus recursos, como por ejemplo las huertas escolares -como parte de los proyecto pedagógicos-), experiencias y saberes históricos.

-Fortalecer culturas, tradiciones, identidad, prácticas, sumado a nuevas posibilidades de conocimiento, que posibiliten transformar sus territorios  para lograr sentido de arraigo por el territorio y no se vean en la necesidad de migrar a las ciudades.

-Práctica pedagógica al interior de la IED relacionando con el entorno escolar y familiar, parte integral de la vida de los estudiantes. 

Para la concreción de las anteriores líneas, desde Promoción del Bienestar Estudiantil se proponen proyectos y acciones recopiladas en un documento denominado “Sabiduría y lúdica de la Bogotá Rural”.